Ovidio afirmaba que cualquier mujer puede ser conquistada y Kierkegaard decía que solo se trata de encontrar ese lazo de plata que lleva su corazón. No me resigno, con la estrategia indicada algún día ella me va amar tanto como yo la amo.
Aunque algunas estrategias son peligrosas, el lazo que lleva el corazón de una mujer existe, el problema es que ni ellas saben que es lo que las enamora de un hombre… nadie sabe.
Cuando amamos intentamos llamar la atención del otro de cualquier forma, pero lo que nos pude conducir al corazón del otro es algo insospechado, misterioso. El corazón es un órgano complejo muy sensible. El corazón tiene razones que la razón desconoce. El corazón es muy poco previsible. Lo que a algunos los enamora a otros los desenamora.
De pronto sin buscarlo, sin saber por qué ni cómo encontramos ese lazo de plata que lleva el corazón de una mujer, ese lazo que ni ella misma sabe cuál es. Y cuando un hombre llega al corazón de una mujer, ella hará cualquier cosa por retenerlo, otras en cambio persisten en tener un corazón sin dueño.
Cuando el amor naufraga, uno se agarra de lo primero que encuentra para salir a flote, aunque hundas a otros, si falla un salvavidas hay que echar mano a otro, uno infalible: los proyectos de pareja.
Una vez que encontraste el lazo que lleva el corazón de tu chica solo hay que tirar un poquito y hacer un nudo bien fuerte para que no se desate con nada. El tiempo ganado se esfuma, ahí es hora de actuar, hay que demostrarle cuanto te importa. Una mujer reclamará como propio a ese hombre que ha logrado llegar a su corazón, pero el camino al corazón de alguien no siempre es un camino de ida y vuelta.
¿Pero que es ese lazo de plata que lleva el corazón de las personas? ¿Por que a algunos les basta solo con verse una vez para llegar al corazón del otro? ¿Por que para algunos funciona el amor a primera vista y otros nunca lo ven? No hay claves ni estrategias que valgan porque ese lazo que lleva el corazón del ser amado es un misterio, nadie puede explicar por qué ama ni por qué es amado. Algunos aman porque son amados, otros son amados porque aman.
Hay corazones caprichosos, competitivos y hay corazones precavidos, reacios a dejarse amar por miedo a ser lastimados. Ese miedo no siempre es sonso, no deberíamos dejar que cualquiera llegue a nuestro corazón.
Una vez que alguien encuentra el lazo de plata y llega a nuestro corazón, es para siempre.
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